viernes, 18 de julio de 2008

ROMANTICISMO


UN SECRETO UNA MUERTE

Mi nombre es Jhon, y nunca creí que mi paso por la universidad sería poco gratificante. Por un momento llegue a pensar que era feliz. Tenía todo lo que me hacia subsistir en este mundo inicuo: una familia, buenos amigos, una reputación digna y regia en la sociedad, la posibilidad de estudiar en una de las mejores universidades y el amor profundo de mi dulce prometida, Emily
Parecía que los problemas no importaban, que la rutina era totalmente mágica y que sonreír no era una complicación. Pero aquí, es donde comienza mi trágica historia. Una historia que rompió con mis sueños y con las ansias de llegar a la cima del éxito.
Al comenzar mis estudios, mi rutina diaria no era nada fuera de lo común, hasta que me topé con el doctor Simona, quien estaría a cargo de las cátedras de física que yo tomaría a lo largo del año. Al cruzarme con el, me presenté y conversamos sobres mis expectativas respecto la materia. El doctor resulto se un ser bastante raro; y su mirada se perdía en un horizonte de pensamientos difuminados.
Pasaban las semanas cada vez mi entusiasmo por la física aumentaba, y una tarde tuve la ocurrencia de seguir al doctor Simons para hacerle un par de preguntas. Debo decir que fue una de mis peores ideas. Nunca debí seguirlo. Mi entusiasmo y mis ansias de saber cada vez más me llevaron al Laboratorio del doctor, en donde sufrí la impresión más grande de mi vida. Contra mi vista, chocaron las imágenes de cuerpos inertes y de monstruos encerrados en grandes tubos, esperando que llegue el día en el cual el doctor provocaría su nacimiento.
“¡dios de los santos cielos! ¿Qué hago yo precisamente aquí, en la cueva del diablo? ¡Quita esas imágenes de mi mente y aléjame del mismísimo terror que las mismas provocan!”. Dije para mis adentros.
Unos minutos mas tarde, Simons me encontró husmeando entre sus cosas, y con una navaja sobre mi cuello, me amenazo de forma vil y repugnante.-Tu curiosidad te ha dirigido por mal camino. Ahora es tarde para volver atrás. Deberás vivir guardando el secreto. ¡Mi secreto! una palbra de lo que has visto, significará para ti una desdichada muerte.
Aterrorizado, salí corriendo, y el cielo, totalmente nublado reflejó la angustias y el disgusto que yo sentía. No sabría si podría vivir así. La luna se burlaba de mí, y las estrellas no brillarían para mí. El reflejo de mis ser en el lago, no sería mas que el reflejo de una pena.
Me costo volver a estudiar, opero regrese y mi encuentro con el doctor no fue nada grato. Cuando estuvimos a solas me dijo que conocido a Emily, mi prometida y que piense dos veces antes de delatar sus proyectos, si la quería ver sana y salva.
Al parecer, yo no era el único que había descubierto los inventos de Simona. Un ex -asistente del mismo divulgó y delató al doctor; pero toda la culpa cayo sobre mi.
Aquel científico que me había una persona razonable, había resultado ser un loco frustrado.
Al enterarse de que el pueblo lo había descubierto se dirigió a casa de Emily y la asesinó. La buscamos por varios días, y por un momento no quise creer que estaba muerta; pero me dirigí completamente eufórico hacia el laboratorio de Simons y allí estaban. El doctor con un cuchillo el corazón y
Emily entre sus brazos, mostrando en su inerte rostro angustia y desdicha.
Hoy día, cuento esta historia, y puedo hacerlo sin derramar lágrimas. Pero el sol ha huido de mí y ya no alumbra mi senda. Las montañas son cada vez más enormes y entre ellas el eco de mi llanto abunda, llenando el vacío.

“Este dolor que me invadió
No tiene sentido,
Solo es el excedente, lo que quedó;
Y la ultima pena de mi corazón destruido.

Que nada es real,
Que los sueños no se cumplen,
Que no escucharías a mi voz sonar,
Que tus últimos besos en mi se sucumben…

No tiene sentido,
Y luego de razonar,
No puedo pedirte brillo, ni mágicos ríos
Si fui yo quien dejo de soñar.

¿De que vale pensar,
Si no te apareces?
¿De que vale creer que un día volverás,
Y vivir de una maldita ilusión que día a día crece?

Si este dolor que me invadió
No es más que la ultima pena de mi corazón destruido
No es más que el escaso excedente… lo que quedo…
Estarás convencido que no tiene ningún sentido.
fin

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